jueves, 21 de febrero de 2013

Dream

Abrí mis ojos y moví mi cabello con mis dedos. Mis ojos se querían cerrar poco a poco, como si algo volviera arrastrarme al sueño
- Juan... - lo llamé, miraba la tele, pero no me escuchaba. A pesar de estar a mi lado... parecía no escucharme.
Estiré mi mano para poder tocarlo, pero me sorprendió no ver mi mano moverse. Observaba mi mano, estaba quieta sobre la frazada. Quieta muy quieta, sentía que la movía, pero no lo hacía.
-Juan... -lo volví a llamar, empezaba a asustarme- Juan... -parecía que mis ojos querían volver a cerrarse.
¿Por que no me escuchaba?- pensaba- ¡Ayúdame, Ayúdame!
-Juan...! -grité. Me percaté de que mi boca no se movía. Gritaba, pero era un grito que solo yo podía escuchar.
Lo observaba, pero parecía que poco a poco, iba sumergiéndome más en el sueño, como si todo a mi alrededor se apagara. 
- ¡Auxilio! -gritaba- ¡Por favor!¡Juan...!¡ Ayúdame!
Traté, sin éxito, de mover mi manos nuevamente. Sentía que mis manos llegaban hasta él, pero no era así, era como si una extensión invisible de mi cuerpo se moviera, pero no mis manos. Podía ver la televisión, ver lo que veía. Pero no podía moverme.
Intenté con todas mis fuerzas moverme, pero mis manos y mis piernas continuaban quietas. Mi boca, parecía cerrada. Mis gritos solo los escuchaba mi mente, estaba asustada. 
Algo, no se que, hacía que poco a poco fuera perdiendo la fuerza, y me arrastraba al sueño. 
Quería llorar. Luchaba por que la oscuridad no me tragara.
- ¡Juan!!! -grité, esta vez con tanta fuerza, que sentí como poco a poco mi boca iba abriéndose. Todo el tiempo había estado cerrada, como pegada.
- Juan... -pude esta vez oírme decir.
- Buenos días... ¿qué paso? -me dijo antes de besarme, dándose cuenta de que algo andaba mal.
- No puedo moverme -le dije, como susurrando. Poco a poco fui moviendo mis brazos, mis piernas y me levanté de la cama.
- Sentía que gritaba Juan... ¿no podías escucharme?
- No llores, solo fue un mal sueño -trataba de calmarme, estaba muy asustada después de eso. Lo abracé.
- No fue un sueño... yo podía ver la tele... todo lo que tú... estabas viendo... -fue lo único que pude decir entre sollozos.
- Fue una pesadilla -susurraba a mi oído- ya pasó. No llores. 
Después de calmarme, me comenzó a contar, lo que para él eran pesadillas. Me dijo que a él comúnmente le pasaba lo mismo, esa sensación de estar atrapado, de querer moverse pero no poder hacerlo, el miedo, la impotencia, las lágrimas invisibles y las palabras mudas. A él también le había pasado, pero... yo podía ver la tele... tenía los ojos abiertos... podía observarlo... verlo todo pero no moverme, eso tal vez fue lo único que le pareció raro. 
Hasta ahora no sé si habrá sido una pesadilla, pero desde ese día siempre le pido que me despierte.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario