Había una vez, una pequeña niña que estaba perdida.
La vi a los lejos entre una multitud que crecía y crecía. Cada vez, era más imposible localizarla.
Al principio la observé muy asustada, miraba hacia todos lados, parecía buscar a alguien pero no encontraba lo que buscaba. Me pareció verla gritar, pero la gente no la observaba, todos tenían una vida diferente, caminos diferentes y preocupaciones diferentes, que eran de mayor importancia que la niña.
No se si habrá llorado, ya que en un momento la perdí de vista.
Al abrirse un pequeño espacio entre tanta gente la volví a observar, después de mucho rato ya, pero había cambiado.
Me di cuenta de que su mirada se encontraba dirigida hacia el piso, ya no buscaba a nadie, o tal vez perdió las esperanzas de encontrar a alguien. Ya no buscaba nada, su mirada baja demostraba su derrota. Ahora solo parecía esperar, esperar algo que había perdido las esperanzas de hallar. Solo estaba quieta.
La multitud de gente me arrastró hacia otro lado, muy lejos de la niña, perdiéndola de vista otra vez y esta vez sin volverla a encontrar.
Me preguntó si seguirá allí. La pequeña que a pesar de haber perdido las esperanzas, continua esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario