martes, 29 de enero de 2013

Run

Este es un pequeño “intento” de un rompecabezas, se tiene que leer según los números colocados al principio de cada fragmento. La historia me gustó mucho, y a pesar de que lo que buscaba era que se leyera corrido y según los números de manera coherente creo que no he logrado mi propósito completamente. Así que este es mi primer intento; habrá más, pero espero que este experimento les agrade. Gracias C:   


10 Cuido la casa desde que recuerdo, está en ruinas. Ya no hay rastro de aquella belleza colonial, de aquel prado junto a la entrada donde jugaba con mi hermana. Ella no se ha olvidado de la casa, viene de vez en cuando, pasa junto con su esposo y siempre le comenta como logre salvarla de aquel accidente.

9 Vivo aquí desde que tenía 6 años, nos mudamos porque mi padre deseaba vivir en la capital. La casa era hermosa, de tres pisos y con decoraciones coloniales, propia del centro de Lima. Era raro ver una casa así en tan buen estado.
1 ¡Sal de aquí!¡Huye! –le grité a mi hermana, empujándola para que pudiera salir de la casa. La casa estaba empezando a arder, ¿las razones? no las sé. Corrí lo más rápido posible tratando de alcanzar la entrada y empujé a mi hermana antes de que un gran madero cayera.
3 Me levanté sintiéndome mucho mejor de repente, empecé a correr con todas mis fuerzas para lograr escapar de las llamas que cada vez se hacían más fuertes.
7 -¡Doncella por favor! –grité- ¿no puedes verme? –estaba alterado.
5 Vi a mi doncella, estaba llorando, todas las personas a su alrededor estaban llorando. Todos me observaban. No, estaba equivocado. No me observaban a mí, observaban la casa. Giré y me percaté de que mi hermosa casa colonial estaba en llamas. “¡Irene! ¡Irene!” grité el nombre de mi hermana, ¿dónde estaba?¿habría logrado escapar?
2 Caí, sentí un gran dolor y una brasa ardiente sobre mí, todo ardía, mi ropa, mis brazos, mi rostro, mi cabello. Un grito que no pude oír salió de mi boca, y mis extremidades luchaban por quitarse ese peso que estaba sobre mí.
4 Salí de la casa, un gran arrebato de euforia me llenaba. Había logrado escapar.
6 ¡¿Dónde está Irene?! –comencé a gritar alterado. Corrí hacia mi doncella repitiéndole la misma pregunta, pero no reaccionaba, continuaba llorando sobre los hombros de su madre. ¿Acaso no podía observarme? ¿No podía oír mis reclamos? -¡Doncella escúchame!”- la llamé al mismo instante en que al tratar de tocarla la atravesé como si ella no estuviera ahí. ¿Acaso yo…?
8 Observé mis manos alterado. ¡¡Ahh!! ¡No!¡No!No! –gritaba. Comencé correr sin rumbo, era un fantasma.

domingo, 20 de enero de 2013

Them

El ermitaño camina solo y muy pocas criaturas se acercan. A todas las aleja.
Un día el ermitaño se interesó por un pequeño animal.
El animalito no trataba de captar su atención como los otros animales; le interesó mucho y quiso saber más sobre este.
El ermitaño se detuvo en su solitario camino y trató de familiarizarse con el pequeño.
Conversaban, conversaban mucho, eran inseparables.
El ermitaño continuó su camino con el pequeño animalito.
Un día el ermitaño conoció a un demonio, y se interesó mucho por este.
El ermitaño narraba las aventuras del demonio con una gran emoción al pequeño animalito, y este temía muy en el fondo, que se olvidará de él por el demonio.
El ermitaño abrazaba al pequeño y este perdía el temor; sabía que su amigo nunca se iría.
Continuaban su recorrido, el ermitaño, el animalito y muy por detrás, siguiendolos muy cautelosamente, el demonio.
Un día el ermitaño se detuvo al ver a una hermosa mujer, curiosamente estaba un poco más adelante de su camino.
La mujer se acercó al ermitaño, parecía tan sorprendida de ver a otra persona como él.
La mujer y el ermitaño conversaban de muchas cosas, de su camino, de su soledad, y de como se había topado con el pequeño animalito; ella a la vez, le contaba cosas muy similares, eran muy parecidos.
El demonio observaba de lejos, el ermitaño no le había contado a la muchacha sobre su encuentro. Se había olvidado de él.
El demonio seguía observando, guardaba esperanzas de que lo recordara en sus historias.
El pequeño animalito observaba como el ermitaño sonreía junto a la mujer.
Un día el ermitaño se olvido de el animalito.
El animalito no volvió.
La mujer y el ermitaño ahora caminan juntos, el demonio los observa y el animalito ya no esta.
El ermitaño recuerda al animalito, voltea en busca de él.
El animalito no estaba.
El ermitaño extraña al animalito, camina junto a la mujer y el demonio continua observando.
El ermitaño recuerda al demonio, comienza a narrar las aventuras del demonio a la mujer.
El demonio estaba feliz.
El ermitaño y la mujer cansados dejaron de caminar.
El demonio es buscado por el ermitaño.
El ermitaño y el demonio conversan mucho.
El ermitaño extraña al animalito aún.
La mujer hace feliz al ermitaño, el demonio narra historias y el animalito no está.
Un día el pequeño animalito volvió.
El ermitaño estaba feliz, abrazó al animalito, se lo dijo a la mujer y continuaron caminando.
El ermitaño volvió a olvidar al demonio.
El demonio no avanza.
El demonio observa al ermitaño, a la mujer y al animalito alejarse.
El demonio no avanza.
La mujer toma otro camino, el ermitaño y el animalito continuan caminando por el mismo y el demonio no avanza.
El ermitaño no extraña al demonio.
El animalito hace feliz al ermitaño, el ermitaño hace feliz al animalito y el demonio no está.
El demonio continúa quieto, el demonio continua esperando.
El demonio ya viejo muere esperando.
El animalito y el ermitaño regresan por el camino.
El ermitaño y el animalito observan al demonio muerto.
El ermitaño y el animalito continúan su camino. El ermitaño no recuerdan al demonio.
El demonio desaparece.
El ermitaño y el animalito continúan caminando, la mujer no está y el demonio murió esperando.



sábado, 19 de enero de 2013

Him

El ermitaño camina solo y muy pocas criaturas se acercan. A todas las aleja.
Un día el ermitaño se interesó por un pequeño animal.
El animalito no trataba de captar su atención como los otros animales; le interesó mucho y quiso saber más sobre este.
El ermitaño se detuvo en su solitario camino y trató de familiarizarse con el pequeño.
Conversaban, conversaban mucho, eran inseparables.
El ermitaño continuó su camino con el pequeño animalito.
Un día el ermitaño conoció a un demonio, y se interesó mucho por este.
El ermitaño narraba las aventuras del demonio con una gran emoción al pequeño animalito, y este temía muy en el fondo, que se olvidará de él por el demonio.
El ermitaño abrazaba al pequeño y este perdía el temor; sabía que su amigo nunca se iría.
Continuaban su recorrido, el ermitaño, el animalito y muy por detrás, siguiendolos muy cautelosamente, el demonio.
Un día el ermitaño se detuvo al ver a una hermosa mujer, curiosamente estaba un poco más adelante de su camino.
La mujer se acercó al ermitaño, parecía tan sorprendida de ver a otra persona como él.
La mujer y el ermitaño conversaban de muchas cosas, de su camino, de su soledad, y de como se había topado con el pequeño animalito; ella a la vez, le contaba cosas muy similares, eran muy parecidos.
El demonio observaba de lejos, el ermitaño no le había contado a la muchacha sobre su encuentro. Se había olvidado de él.
El demonio seguía observando, guardaba esperanzas de que lo recordara en sus historias.
El pequeño animalito observaba como el ermitaño sonreía junto a la mujer.
Un día el ermitaño se olvido de él animalito.
El animalito no volvió más.
La mujer y el ermitaño ahora caminan juntos, el demonio los observa y el animalito ya no esta.
El ermitaño recuerda al animalito, voltea en busca de él. Ya no estaba.
El animalito olvida al ermitaño.
El demonio continua observando.
El ermitaño extraña al animalito, camina junto a la mujer y el demonio continua observando.

martes, 15 de enero de 2013

Day

Regresé un día y el estaba ahí, justo en el sitio donde habíamos visto por última vez. 
Estaba de espaldas, me acerqué poco a poco; quería sorprenderlo.
Al acercarme..., me di cuenta de que había alguien más a su lado.
Me había reemplazado.

jueves, 10 de enero de 2013

Tears

- ¡¿Qué podía haber hecho yo?! -gritaba eufórica Valeria- ¡Yo no quería que lo hiciera, ese no fue mi propósito!... Yo quería animarlo... Yo no quería que eso pasará....

La abracé, tratando de consolarla cuando comenzó a llorar.

- Yo... yo quería animarlo...
- Shhh, lo sé. No tienes que explicarme nada.
- Pero entonces ¿por qué?... ¿Por qué ella me mira así?... ¡Yo lo amaba!

Un fuerte punzón atravesó mi pecho al escuchar esa última frase, pero lo dejé de lado. Ella necesitaba mucha ayuda en ese momento.

- Yo estoy aquí... y te creo -susurraba mientras continuaba tratando de consolarla. Pero sus lágrimas no sesaban, amaba mucho a ese hombre. A Ian.

Había transcurrido un día después del funeral de Ian, cuando Vale llegó a mi casa desesperada. Gritando frases que no entendía en ese momento -¡Me mira fríamente!¡Yo no lo maté! ¡Yo no fui la culpable!- Lo único que pude hacer fue darle cobijo en mi casa, estaba destrozada.

- ¡Valeria cálmate! ¿Qué pasa? -fue lo único que pude responder.

Ella empezó a narrarme, de una forma muy poco entendible al principio, lo que había sucedido.
Entre llantos, gritos y lágrimas, fue muy poco lo que pude entender.
Dejé que durmiera aquí, sabía que no era sensato dejarla irse en su estado.

- Será mejor que te quedes... No estás bien
- Yo... yo.... quiero desaparecer...

Siempre repetía las mismas palabras, a los dos días de estancia aquí. Me comentó con mucha más tranquilidad lo que había pasado. Sí, yo conocía a Ian, pero me había distanciado ya mucho de Valeria como para conocer su situación de primera mano.

Al parecer, ella había estado involucrado en lo que serían lós últimos días de Ian y su esposa. Ian y Jenifer habian contraido matrimonio el mes pasado y justo cuando comenzaban su vida juntos, esta decidió ponerle fin a la misma. Mientras iban de viaje a celebrar su luna de miel, el auto en el que viajaban chocó, dando por conluída la vida de Jennifer y dejando a un herido Ian con vida.

La recuperación de Ian fue lenta, no poseía las ganas de vivir, pero Valeria llegó justo a tiempo para lograr reanimarlo. Ella estuvo junto con él todo el tiempo, tratando de distraerlo y levantarle el ánimo logrando poco a poco su estado de recuperación, por lo cual yo no comprendía que el se hubiera terminado suicidando una mañana de Abril.

La noticia se expandió por todos lados, Valeria estuvo a su lado ese desafortunado día,  por lo cual fue considerada la primera culpable. Luego al examinar el cuerpo, se decretó que la muerte de Ian fue causada por un exceso de Neuryl, medicamento el cual no tenían idea de como pudo haber llegado a sus manos.

- ¡Yo no tuve la culpa! - siempre repetía Valeria cuando empezaba a recordar ese momento- Cuando desperté el estaba sentado en el mueble, ¡Parecía ver la televisión!... Pero cuando lo toqué... ¡el cayó sin vida sobre el mueble!

Recuerdo haber escuchado sobre eso en los noticieros, no fue muy agradable ver el rostro de Valeria en mucho tiempo y menos en la televisión como probable homicida.

-¡Yo quería ayudarlo!.... Pero el se enteró... ¡se enteró!

Yo lo averigué cuando fui al funeral de Jennifer, la conocía tanto a ella como a Ian y a Valeria de la universidad, solo que... yo me distancié por asuntos de trabajo. Jennifer había muerto... estando embarazada.

- ¡Será... una sorpresa!... siempre... me decía Jenni...fer - Valeria trataba de completar las frases mientras hablaba, el caso era muy duro para ella- Pero... no cre...í que su pro...pia madre... le contará a I...an.

Traje un poco de agua de azar para que se calmara, pero no quiso aceptarmelo. La abracé, en un ataque de no saber que hacer, ella me apretó fuerte contra sí.

- El... al recibi...r esa lla...mada...se... fue a dor...mir temprano. ¡No sabía que lo encontraría muerto luego! -gritaba, mientras me continuaba abrazando- ¡Su ma...dreme he...cha la... culpa!
-¿Por qué? Tú no tienes la culpa...
- ¡Es que fu...e fu..e.. fue...mi medicamento!!! -gritó- ¡Lo tomó!¡El se lo tomó!

Quedé en shock, ella me había contado en sus días aquí que tenía que medicarse por demasiadas preocupaciones en su trabajo, pero...

- Yo no sabía... aún así no fue tu culpa.
- ¡Si lo fue!- gritó mientras se apartaba de mí. Empezó a caminar en círculos alrededor de la sala, cepillando su cabello hacia atrás con sus dedos, sentí el absurdo temor de tener a una fiera apunto de atacar a su presa.
- ¡Yo era su enfermera Patrick!¡Mi tarea era cuidarlo! -se limpio las lágrimas de su rostro con una rápida sacudida- Pero...- cortó su frase para volver a sentarse a mi lado.
- Yo lo amaba... -me quedé atónito ante sus palabras- comencé a amarlo y deseaba lo mejor para él.

Continué sentado obrsevandola, mientras ella mantenía la mirada fija en el suelo. Valeria había sido mi enamorada durante la universidad, y aún... aunque el tiempo hubiese pasado... yo podía decir francamente que aún tenía sentimientos hacia ella.

- Eso no fue algo que planearas... tranquila... -trataba de consolarla, al ver que sus lágrimas iban sesando. Lo único que pude hacer fue rozarle el rostro con mis manos, pero estas denotaron un ligero temblor. Yo estaba asustado, por toda esta situación.
- ¿Por qué tiemblas? -me dijo fijando en mí su rostro serio- Crees que yo lo maté...
Fue lo último que dijo al volver a caer en llanto. No tenía palabras que decir, no sabía como consolarla o aliviarla, estaba hundida en un mar oscuro de recuerdos en el cual ella era la principal culpable de la muerte de su amado.

Al día siguiente y después de duros esfuerzos por tratar de hacerla dormir, ya estaba más calmada. Desayunamos como todos los días, entre un mar de disculpas y tortillas preparadas especialmente por ella en compensación de lo ocurrido la noche anterior.

- Olvidalo -decía mientras me llevaba un pedazo de tortilla a la boca
- Lo lamento mucho, de verdad -repetía en voz baja luego de dar un largo discurso, acerca de que aún no podía controlarse cuando hablabla del tema.
-  Descuida, me preocupa que no duermas bien -le repetí, como las muchas veces que decía los mismo en las mañanas -procura que esta noche duermas mejor. ¿No te dicen nada en tu trabajo? -fue la primera pregunta que salía fuera de la rutina, ye tnía cuatro días aquí.
- No, ellos me han dado unos días libres. Por eso vine aquí... ¿te molesto? -preguntó. Nunca serías molestia decía una pequeña voz en mi mente, de la cual no tenía control.
- No, solo que me preocupa que te despidan - respondí
- Descuida, yo volveré allí, pero disculpame si todavía tenga que quedarme unos días más. No puedo tolerar mucho el ambiente de allá. Disculpa las molestias... -dijo al pararse, colocando los platos uno sobre el otro llevandolos a la cocina.
- Quedate cuanto quieras -susurré en voz baja mientras ella se alejaba.
- Gracias -giró en sí misma y me regaló la primera sonrisa que tenía, durante toda su estancia aquí.

martes, 8 de enero de 2013

Blue

A la persona que responde alegremente mis llamadas nocturnas, Liza

Estaba más alta...

- Lleva tacones... -reí, jamás la había visto usandolos.

¿Hace cuanto que no la veía? ¿Cinco meses...? ¿Seis...? No podía recordarlo...
La verdad... es... solamente que... no sé como describir lo que nos pasó.

La miré de pies a cabeza.
Te cortaste el cabello, antes siempre lo llevabas largo.
Nunca te había visto usando vestidos, pero el color azul hace lucir tu figura delgada
Llevas zapatos de taco, solo te había visto con zapatillas...

¿Porque repaso estas frases en mi cabeza, mientras sigo a la extraña?- me preguntaba. Es cierto, eso era ella para mí ahora. Una extraña...

¿Porqué la seguía...?

- ¡Solo estas siguiendo el camino hacia tu trabajo! -murmuré. Al darme cuenta de que ella giraba la cabeza -ya que al parecer mi murmullo no habría sido tan bajo- me escondí, como si de repente mi instinto de supervivencia saliera a trote, detras de un pequeño kiosko, del cual pocos minutos después la dueña me estaba botando al creerme un delincuente.

Al salir de nuevo a la vereda no pude encontrar a la extraña vestida de azul, la busqué por todos lados... por todos lados....por todos lados!

- Rayos, ¿Dónde estas?
- ¿Buscas a alguien? -giré al darme cuenta de su voz detrás mío, sorprendido de escucharla a ella... su voz..., esa voz que me cantaba levemente en el oído cuando estaba triste. "Es una bonita forma de animarte", decía. No pude soltar una sola palabra.
- Hola, como has estado...
- ... -Nada, no sabía que hacer al ver ese rostro al frente mío de nuevo. Despues de que terminamos... nunca pude ver sonreír su rostro como lo hacia ahora- Bien... -fue lo único que pude decir.
- Me alegro -respondió sonriente, pero rapidamente su expresion cambio al mismo tiempo que bajaba la cabeza para observar el leve meneo que hacia con los pies.
- Yo tengo que contarte algo... -continuó- Estoy saliendo con alguien...
Mejor golpe no me podía haber dado, ¡contemplandola así... tan bella! No pude decir palabra... no podía... después de lo que le hice, no...
- Yo... tengo que irme- decía levantando con mucho temor... o no se porque podría haber sido... la mano para poder despedirse.
La tomé de la mano, pero no pude  resistirme a tenerla entre mis brazos nuevamente, al menos una vez más. De aquí nunca más volvería a ver a la extraña... yo mismo haría lo imposible para no toparmela...
Solo quería decirle algo... algo que resumía todo el conjunto de emociones danzantes en mi cabeza que poco a poco empezaba a ser saturada por el aroma de aquella extraña.

- Lo siento... -fue lo único que pude decirle al oído antes de dejarla libre, no quería que viese mi rostro... sentía como poco a poco una lágrima iba deslizandose sobre mi mejilla, hasta poder pobrar la sal que contenía. Levanté la mirada y ella estaba sonriendo... solo eso... una sonrisa triste, muy triste.
- Adiós -fue lo último que me dijo antes de cruzar la pista.

Vi como ese vestido azul se alejaba lentamente tras la señal que detenía a los otros carros, la vi irse, caminar... rozarse  el rostro con las manos levemente y continuar su paso. No volteó.

Sabía que no lo harías... -pensé mientras yo regresaba por aquella avenida. Mi trabajo quedaba dos cuadras antes.


domingo, 6 de enero de 2013

Tic

- Hola, me llamo Esther, y los acompañaré como su nueva locutora en esta radio su favorita, Radio Universo

Así comenzaba otro programa, del cual ya no sería más locutora. No sabía como reaccionar ante el despido, pero creo que no lo tome del todo mal

- La nueva chica es algo sosa -me repetí a mi misma mientras me recostaba en mi sillón con una cafe mocca recién comprado. Subí el volumen de la radio, Queen lograba muchas maravillas en este momento, una de ellas sería claro esta, sacarme de mi coma post despido.

- Aquí teniamos a Queen con Don't stop me now, pasen sus pedidos queridos amigos cumpliré todos sus deseos musicales, en mi primer día de trabajo. Y vamos con la primera llamada....

Su voz estridente sonó por toda la casa, debí bajarle volumen a la radio a tiempo. Entró la primera llamada, y nadie contestaba.

- Parece que tenemos un pequeño problema con esta llamada así que pasaremos a la siguiente -se escuchó un tic, que denotaba el cambio de llamada- Aló, aquí Esther ¿con quien hablo?

La primera llamada siempre era algo estresante, podía ser una persona sumamente divertida y alegre o una persona tímida que podía hacer caer tu audiencia si es que tu no la animabas a que hablara mucho más de las dos palabras que ya habría pronunciado.

- Aló
- Hola, me gusta que seas considerado mi primera llamada amigo, ¿como te llamas?
- Andrés soy del Callao
- Chimpun....
- Callao! -gritó el muchacho del otro lado de la llamada "Truco viejo" me dije.
- Bien, dinos que vas a pedir -consultaba la "animada Esther", que rápido logro captar la atención del público.
- Quería mandar saludos antes de pedir mi canción
- Claro los que desees
- Saludos a Sarah, la antigua conductora! -salté de mi mueble, derramando un poco del café caliente sobre mi pierna- no sé que te habrá pasado muchacha, pero te mandamos un saludo de parte de todo tu club de fans -me quedé pasmada, en verdad ¿tenía yo un club de fans? Solo había pasado un año en la radio, antes de que decidieran que ese trabajo no era para mí- Quería pedir la canción de Queen Another one bites the dust, sabemos que regresarás muñeca; esta radio no es nada sin tí. Un tic, concluyo con la conversación.

Después de eso, solo se escuchó la canción pedida, no la voz de Esther. No lo negaba, me sentía mal por ella pero... no podía apagar mi alegría por esas personas que cada noche me habían seguido y que no querían que yo me fuera.
Me recosté en mi sillón  y empecé a cantar junto con mis muchos fans aquella canción pedida.

sábado, 5 de enero de 2013

Book

Me sumergí en el olor a libro viejo, ese que me transporta a viejos lugares, paises lejanos, ciudades extrañas y mundos distintos. Solo quería continuar leyendo, hasta que desperté.

- Levántate oye, ya es tarde -me dijo Jorge. ¿Piensas llegar al trabajo tarde otra vez?
- ¿Que hora es?
- Son las 5, ya deberías estar cambiada. Rayos, no soy tu padre.
- Lo siento -contesté, me levanté de la cama, y le dio beso en la mejilla- eres el mejor novio que he tenido

Me sujetó fuerte contra sí, abrazándome como todo el tiempo lo hacía, la sensación cálida en mi pecho al estar cerca de él nunca desaparecía.

- Me haces renegar demasiado -me susurró al oído.
- Sabes que tu eres el que no me deja dormir temprano -y acerqué mi rostro al suyo.
- Si sigues tentándome, te despedirán por llegar tarde -me dijo sonriendo
- No creo que lo hagan, es la primera vez en esta semana -así lo traje contra mí sobre la cama y comencé a besarlo, lo amaba.

Jorge era un chico corriente de la universidad, la verdad no me había percatado de su presencia hasta que me tope con el en la fotocopiadora.

- Lo siento mucho, no quise tirar tus hojas -dijo mientras se agachaba a recoger las separatas de práctica que tenía que llevarle al profesor.
- No te preocupes... -respondí, mientras yo también me agachaba a recoger las hojas.
- Soy demasiado torpe en momentos así.
- Jaja, eres la primera persona aparte de mí que se considera torpe
- Creí ser el único -me dijo- eres ingresante... ¿verdad?
- Si, se podría decir. Algunos le dicen "cachimba"
- Me parece un tanto ofensivo... -contestó sonriendo
- A mí me parece gracioso,... y una rara forma de vengarte de haber sido llamado así antes
- Te acompaño a tu clase -sujetó las hojas que había recogido y me hizo un gesto con la mano para ayudarme a pararme
- Esta bien...., gracias -acepté el buen gesto y caminamos juntos hacia el salón
- Dudo que seas cachimbo -le dije sonriendo cuando llegábamos a la puerta
- De hecho... estoy en tu salón... -me quedé sorprendida, nunca había visto su rostro.
-¿De verdad?... Lo siento mucho, soy muy despistada.
- No te preocupes, ha sido un lindo encuentro -dijo sonriendo mientras abría la puerta para que yo pasara
- Me parece que sí...

Todo este tiempo he vivido con él luego que terminamos nuestras carreras. No recuerdo cuanto tiempo llevamos juntos, soy muy mala recordando fechas. Pero, me alegraba haberme topado con él ese día.

- Creo que si ambos no salimos, nos despedirán -dije abranzádolo más fuerte junto a mi.
- Eres una persona que dice todo lo contrario a lo que hace -dijo mientras rozaba mis labios con sus dedos.
- No entiendo porque te encanta hacer eso -dije sonriendo-
- Eso es porque...

Mi libro calló de mi rostro a mi cama, y me levanté con gran rapidez. Era un sueño.
Jorge había muerto dos años antes, y yo seguía leyendo su viejo libro de cuentos. Era tal ves la razón por la cual seguía soñando con él. Mientras me colocaba mi ropa trataba de recordar que habría estado soñando, los sueños se me escapan de las manos como el agua de la ducha al bañarme.

- Ah, claro -me dije- esa pregunta...

A él le encantaba rozar mis labios con sus dedos, porque decía que era lo único que le hacia darse cuenta, que ese momento no era un sueño sino una de sus más grandes realidades.