lunes, 20 de octubre de 2014

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-Hola
-Hola -dijo sonriente

Así fue como lo conocí. Si específico más, en la feria del libro. Un día como hoy... si lo vemos de manera graciosa.
Se que fue breve, pero no dejamos de hablar en todo el día. Conversamos de libros, autores y demás... claro que no faltaron algunas tonterías. ¿Era posible ser tan natural con una persona que acababas de conocer? No lo sé. Era la primera vez que me pasaba.

-¿Conoces este libro? - me preguntó señalando un libro que tenía en la mano
-Ah! Oscar Wilde -mencioné- amo el primer cuento.

Y si, era cierto. "El ruiseñor y la rosa y otros cuentos", me encantaba ese libro, y más el primer cuento.

-¿Sabías que la historia escenifica el sacrificio por amor? - pregunté. Aunque era bastante obvio.
-Sí, me dijo. Por eso se le representa a la virgen maría con una rosa... porque la rosa roja significa el sacrificio por amor.

Me quedé sorprendida. Quería darle ese dato curioso, pero ya lo sabía. Me leyó la mente.

-Jajaja no se vale -dije entre risas- ya lo sabías.
-Jaja, si -sonrió- amo esos datos curiosos que la mayoría de la gente observa pero no entiende, y que no intenta entender.
-Tienes razón -mencione mientras continuábamos avanzando- mucha gente ve la rosa junto a la virgen pero no sabe lo que significa.
-Cierto, y hay muchos más.
-Cierto -asentí- así como el porque del traje de los feligreses del señor de los milagros.
-¿El porque es morado? -me dijo manteniendo la sonrisa.
-Sip
-Ese es un dato curioso a investigar -dijo soltando una sonrisa tímida
-¿No lo sabes? -pregunté de manera sarcástica- Uy el que gusta de los datos curiosos...

Ver su rostro fastidiado era lindo, no sabía que responder y yo solo continuaba riéndome.

-¿Tu lo sabes? -dijo pasándome el brazo sobre los hombros
-Quien sabe... -solo acerté a decir.

Durante todo el momento, parecía que trataba de sacarme una respuesta. Caminábamos y observábamos libros juntos. mientras yo evadía cada pregunta sobre el habito morado que me hiciera. No me había percatado del avance de las horas.

-Ya es tarde -me dije mirando mi reloj. Eran las 10 de la noche, y los puestos cerraban.
-Si, creo que el tiempo pasó muy rápido...
-Si... -no quería mostrarlo, pero estaba triste. Solo atiné a bajar un poco la cabeza.
-¿Te apena? -dijo levantando mi rostro levemente hacia él.
-M.... quien sabe - solo pude decir. Estaba avergonzada y... no sabía que hacer.

Caminé un poco más para no quedarme mirándolo. En verdad sentí que mi rostro se había vuelto tan rojo como un tomate.

-Ahora que lo pienso, hasta ahora no me has dicho el porque del hábito
-Ah? - volteé para verlo, la verdad...- No lo sé -dije mientras reía a carcajadas, solo pude ver su rostro pasmado- lo siento, de verdad no lo sé. Pero es divertido molestarte un poco.

Mientras yo reía podía observar su rostro frustrado, tal vez para mi fuera absolutamente adorable. Pero... tal vez si lo enfadé un poco.

-Esta bien... esta bien... -dije mientras dejaba de reírme- lo siento. Puedes vengarte si quieres.
-¿En serio? -dijo acercándose a mi- está bien.

Se acercó mucho más, me tomó de la cintura y me besó. Primero de manera tierna y delicada, pero luego de una manera algo más agresiva.

-Mi venganza... -susurró a mi oído- adiós.

Y se marchó. Sin que yo le dijera nada. Simplemente se fue.
Nunca más lo volví a ver...

Y... la verdad... ya olvidé su nombre.